La fotografía, como la meditación o las caminatas, tiene el don mágico de abstraerme del pasado y del futuro para conectarme con el presente. No importa si voy apurado de un trabajo a otro, si estoy circulando en una calle del barrio en el que vivo hace más de diez años o en un pasaje recóndito de un país lejano. De pronto el cielo, el color de las casas y la humedad pueden volver un lugar común en el escenario de una obra magnífica que me atrapa por un segundo y, que si tengo suerte, logro capturar con un disparo desde el celular. Así me sucedió una mañana de agosto minutos antes de tomar la micro en Plaza de la Conquista rumbo a la universidad.
2. Tiahuanaco
La perfección arquitectónica de nuestras culturas precolombinas asombra por su belleza estética y armonía. El sentido de sus construcciones se relaciona con los ciclos de la naturaleza y los astros. Caminar entre las ruinas de Tiahuanaco emociona y traslada a una época de creencias tan distintas a las que tenemos hoy en este mismo continente. Lo bello de estas construcciones es que trascendieron el tiempo, ahora es tarea nuestra seguir investigando y rescatar el tesoro cultural que aquí se esconde. Viajar y fotografiar estos lugares es un primer paso.
3. Año Nuevo en el Mar
La tradición de los fuegos artificiales para el año nuevo en la bahía de Valparaíso data de 1953 y fue impulsada por Ernesto Dighero, odontólogo que tenía su casa ubicada en la avenida Alemania. El profesional vio la oportunidad de hacer un espectáculo que se pudiera ver desde todo Valparaíso y parte de Viña del Mar. La idea fue acogida por la Liga Marítima y fue bautizada como "Año Nuevo en el Mar". Desde 1962 el evento fue asumido por la municipalidad de Valparaíso. Esta imagen la capturé desde el cerro Los Placeres, cuando dimos la bienvenida al 2017 junto a mi familia, 64 años de que se iniciara esta tradición porteña.
4. Amanecer primaveral en el cerro Concepción
Esta debe ser una de las imágenes más icónicas de Valparaíso. En ella se puede ver la cara norte del cerro Concepción, sus antiguas viviendas de estilo europeo (Donde vivió parte importante de la colonia alemana que se asentó en el puerto) encabezada por la bella iglesia Luterana de Santa Cruz, construida en 1897 por los hermanos arquitectos Bliederhaüser. A esta vista se puede acceder desde la parte superior del ascensor Reina Victoria. La luz de la imagen corresponde a un amanecer de los primeros días de primavera. El acento de los colores se logró utilizando un filtro de Instagram.
5. Perritos porteños
Son parte del paisaje urbano. Están en casi todas las calles de la ciudad, incluidos los sectores patrimoniales. A la Unesco no le simpatizan mucho, pero llaman la atención de turistas, estudiantes y vecinos. Sus rostros son muy expresivos y los hay de todo tipo. Son los perros de Valparaíso. A este bello ejemplar lo encontré en uno de mis paseos después de almuerzo por avenida Gran Bretaña. Despreocupado, disfrutaba del sol y la tranquilidad del barrio. Ni se inmutó cuando me detuve ante él para hacer esta fotografía y luego seguir mi camino por Playa Ancha.
6. Septiembre en el Parque Saval
El Parque Saval se ubica en Isla Teja, a sólo minutos de la plaza de Valdivia. Dentro cuenta con una plaza de esculturas, dos lagunas, sectores de camping y áreas para eventos. Es ideal para caminar y disfrutar del contacto con la naturaleza. Esta imagen la capturé en una de sus lagunas a mediados de septiembre, a días de que se iniciara la primavera.
7. Valparaíso: Puerto y ciudad
De la bahía nació el puerto y del puerto la ciudad. Esta creció desordenada entre un plan estrecho, cerros y quebradas impulsada por chilenos e inmigrantes de todas partes del mundo. La bonanza de la navegación pasó cuando se abrió el canal de Panamá y de a poco Valparaíso se hundió, se empobreció y quedó como detenido en el tiempo. Hoy, algunas autoridades y la Empresa Portuaria, quieren que la ciudad de un salto al futuro, cuando apenas puede caminar. A cambio de un puñado de empleos, nos quieren arrebatar la bahía para llenarla de containers y lo que queda, transformarlo en un Mall. Quieren que Valparaíso se sume al Chile aspiracional que planifican desde Santiago. Pero nunca nos preguntaron a los porteños si queremos eso para nosotros. Esta fotografía, capturada desde el Paseo 21 de Mayo, retrata la convivencia actual entre el puerto y la ciudad. Ya veremos si la hilera de containers se proyectará al resto de la bahía o si el T2 y el Mall Barón se lograrán bajar en busca de proyectos que sean más armónicos con el tramado urbano. ¿Y tú qué opinas?
8. Resaca en el lago
Este año fue una fiesta. Comenzó en Valparaíso y siguió por Valdivia, El Molle y Santiago. Fue un constante reencuentro conmigo (el de ayer, el de hoy, el de mañana) y con amigos (viejos, nuevos y por conocer). Esta fotografía la tomé a la mañana siguiente de la Noche Valdiviana, luego de un carrete de aquellos que te dejan recuerdos parciales, dolor de cabeza y una sed infinita. El lago Ranco aparecía perfecto y armónico ante mi retina averiada. Así es la vida a veces, como una resaca alegre en un paisaje de ensueño.
9. La ciudad que cautiva
Las gárgolas ya no estaban en las calles, el equipo de limpieza ya había recogido la basura y la vaguada costera hacía de las suyas, colándose entre los edificios de la ciudad silenciosa aquella mañana de sábado. Yo para variar circulaba de un lugar a otro, presto para realizar mi trabajo, pero no menos atento a las formas de este Valparaíso que envuelve y cautiva la mirada, abstrayéndote de la rutina, aunque sea una fracción de segundo. Una fracción mágica y eterna. Uno de esos momentos breves que le dan sentido de trascendencia a la vida antes de volver a las actividades cotidianas.
10. Los niños de Valparaíso
Los niños de Valparaíso crecen corriendo entre cerros y escaleras, juegan con volantines en primavera, pero también lo hacen con juegos de video. Disfrutan al recorrer la ciudad, aunque lo hagan poco. Como la mayoría de los niños y niñas de Chile pasan su vida cotidiana entre la casa y el colegio. Sólo que en Valparaíso el escenario es surrealista y esa rutina tarde o temprano se ve envuelta por los recovecos de las calles o las casas con vista a la bahía. Me encantó este mural que encontré en el cerro San Juan De Dios porque apela a esos niños. Y me gustó mucho más cuando dos chicos pasaron justo cuando tomé esta fotografía.
Hernán Castro Dávila
Valparaíso, Chile
28 de diciembre del 2017
