martes, 10 de marzo de 2015

Personajes de Tailandia

Monjes
Monjes
En los viajes solemos encontrarnos con personas especiales. Individuos que por carisma, personalidad o aura nos llaman la atención y no volvemos a olvidar. Aquí va un listado de aquellas personas que más nos encantaron y le dieron un condimento especial a nuestra aventura por Tailandia.

El rey y el monje
El rey y el monje
1. El rey de Tailandia

Lo vimos apenas sacamos plata del cajero, impreso en todos los billetes, en carteles de la vía pública y afiches pegados dentro de negocios locales, restaurantes, hoteles y puestos ambulantes. El rey estaba en todos lados: mirando de frente, mirando al horizonte, con una cámara fotográfica o leyendo el diario. El rey es una figura muy querida en Tailandia. Después de todo, fue gracias a la gestión de la monarquía que este fue el único país del Sureste Asiático que se salvó de ser colonizado por Occidente o de haber entrado en conflicto durante la Guerra Fría.

Calle Rambuttri
Mr. Thai
2. Mr. Thai

Si miras a un tailandés es muy probable que te sonría antes de decir cualquier palabra. Este es uno de los pueblos más amables que he conocido. A un costado del hotel en que alojamos en Bangkok había un pequeño local turístico atendido por su propio dueño: Mr. Thai. Apenas entramos nos recibió con una sonrisa de oreja a oreja y nos ofreció asiento. La forma en que nos atendió nos hizo sentir rapidamente en confianza. A través de Mr. Thai compramos los tours a Ayutthaya, el mercado Samut Songkhram, el mercado flotante de Damnoen Saduak, además del pasaje en tren entre Bangkok y Chiang Mai.

Masajes en calle Rambuttri
Masajes en calle Rambuttri
3. El masajista de Bangkok

El día que recorrimos los principales templos de Bangkok llegamos muy agotados al hotel. Nos dolían las piernas y los pies de tanto caminar. Entonces se nos ocurrió la idea de hacernos un masaje. A mí me atendió un simpático muchacho de baja estatura y amplia sonrisa. Le causaba mucha gracia el hecho de que me riera mientras me hacia el masaje en los pies. Yo no podía evitarlo, sobretodo cuando presionaba la planta de los pies. Al día siguiente, luego de visitar Ayutthaya, volvimos por el masaje tailandés. Entre las distintas posiciones que debía hacer para remover los huesos y las articulaciones, terminé con el masajista presionando sobre mi pierna derecha y emitiendo sonidos extraños. Sólo me quedó tomármelo con humor y aceptar las bromas de Macarena.

Pintura en exterior del Hotel Awanahouse
Pintura en exterior del Hotel Awanahouse
4. La recepcionista de Chiang Mai

Cuando llegamos al Hotel Awanahouse nos recibió una amable recepcionista con la habitual sonrisa tailandesa, confirmó nuestros días de estadía y nos invitó a quitarnos los zapatos antes de ingresar al recinto. Este sería uno de los primeros lady boys que conoceríamos a lo largo del viaje. De facciones finas, rostro maquillado y una voz un tanto ronca, los lady boys son hombres que se visten como mujer y forman parte del día a día tailandés, integrados en distintas funciones cotidianas. Son muy amables y de gestos finos. Antes de partir, la recepcionista nos tomo una fotografía con nuestras mochilas. Ojalá en mi país me pudiera encontrar con transexuales atendiendo un Starbucks o la recepción de un hotel. En Chile el mundo de la política local se ha abierto un poco y hoy existen al menos dos concejales transgénero, ojalá en el futuro las empresas hagan lo mismo.

Pink
Pink
5. La bailarina de Patong

Nada más nos sentamos bajo esa tarima de un bar de Patong me encandilé con la sensualidad, simpatía y candidez de la chica que bailaba el caño a solo un metro de nosotros. Joven, delgada y con un jeans diminuto conquistaba a los espectadores con su sonrisa coqueta. Al bajar del escenario le dio el pase a su compañera con un beso en la boca. Avanzó hasta un joven que estaba al lado nuestro, le tomó la mano y lo besó. A los veinte minutos estaba bailando de nuevo. La chica sabía lo hacía y lo realizaba con encanto.

Navegando por el Mar de Andamán
Navegando por el Mar de Andamán
6. El capitán de Ko Phi Phi

Para visitar las playas e islas que rodeaban a Ko Phi Phi contratamos una lancha rápida donde íbamos con 11 personas más y tres tripulantes. El capitán de la lancha era un tailandés muy delgado, de piel morena curtida por el sol, pocas palabras y sonrisa amable. Lo más particular de su aspecto eran los chapes con que se amarraba el pelo tras la nuca. Con el rostro fijo hacia delante conducía a toda velocidad por el Mar de Andamán. La lancha volaba entre las olas y caía dando golpes sobre la superficies del mar, mientras él seguía sonriendo. Cada vez que nos deteníamos sacaba un hilo de pescar y lanzaba un anzuelo al mar o nadaba hasta el fondo y regresaba Con una estrella. Cuando paramos en Phi Le Bay se tiró un piquero, nado hasta el acantilado, subió descalzo por las rocas y se lanzó al vacío.