A veces nos sucede que necesitamos caminar, trotar, correr. Y de pronto, con la misma urgencia necesitamos detenermos, respirar, beber agua. Esto es difícil de explicar a una persona que no realiza deporte de manera regular. Es como una droga, pero sin sustancias externas de por medio. Si a esto le sumas un sendero de tierra, vistas hermosas y la pendiente de una montaña, todo puede ser todavía mejor. Mientras dura el trayecto la vida se transforma en una especie de vídeo juego con una meta clara, senderos alucinantes, fuertes palpitaciones y respiración acelerada.