Lo primero que vi al llegar al aeropuerto de Cancún fue una figura móvil del hombre araña promocionando la Coco Bongo y gigantografías de mayas rodeados de selva y animales salvajes con la firma de Xcaret. Lo mismo se repitió en los puertos de embarque y la locomoción colectiva.
En la mayoría de las habitaciones de la Zona Hotelera de Cancún hay un hermoso libro de México, editado por Xcaret.
A los nombres de las ruinas de Chichén Itzá (en Yucatán), Tulum y Cobá (en Quintana Roo), se sumó este sitio llamado Xcaret. Uno de los puertos mayas de la zona, con construcciones de mediana altura y donde la creatividad de algún empresario hayó la beta para explotar todas las potencialidades turísticas de la zona en el formato de un parque de entretenciones, pero con transfondo arquitectónico, natural y cultural únicos en el mundo.
El resultado es un lugar increíble, de precio altísimo, pero donde te aseguran vivir una experiencia inolvidable.
En nuestra tercera visita a Cancún nos dejamos llevar por el llamado de esta empresa llamada Xcaret. Lo hicimos en familia y la experiencia fue maravillosa.
A las 7 de la mañana pasaron por nosotros al hotel. Luego de un par de horas de transbordo y traslado llegamos a Xcaret. Nos pusimos los brazaletes, compramos bloqueador biodegradable e ingresamos al parque.
El lugar era precioso. En medio de la selva se levantaba este enorme parque con motivos mayas y coloniales, donde es necesario recurrir al apoyo de un mapa para no extraviarse.
Xcaret |
El primer lugar al que fuimos fue a los casilleros, donde dejamos nuestras pertenencias. Luego guardamos en una gran bolsa de plástico todas aquellas cosas que no nos podían acompañar en nuestra primera actividad del día: nadar por los ríos subterráneos y los manglares. Al término de nuestro recorrido, nuestras cosas nos estarían esperando, ¡Al otro lado del parque!
Xcaret (Fotografía de Xcaret) |
Nos pusimos salvavidas y elegimos uno de los tres ríos subterráneos. Optamos por la ruta Maya. Nos introdujimos por un túnel y llegamos hasta una cueva, bajamos por los peldaños (el agua estaba bastante helada), nos metimos al río y nos fuimos nadando. En el trayecto pasamos por túneles oscuros, bajo árboles enormes, un vitral colorido y en medio de manglares. El recorrido duró algo más de 40 minutos y estuvo genial. Si llegas a visitar Xcaret, por aquí debes comenzar, sin duda.
Volvimos a la superficie y nos separamos. La familia de Macarena se quedó en el sector de las hamacas sacándose fotografías. Yo enfilé hacia mi casillero. Estaba sin lentes ni cámara fotográfica, lo que me hacía sentir incompleto.
Para facilitar la ubicación dentro de Xcaret, los caminos cuentan con líneas de colores que identifican las distintas rutas del parque. Estaban las rutas del río, el acuario, playa, delfines, México Espectacular y Pueblo Maya.
Mapaches |
Monos araña |
Mapa en mano me lancé por el camino hasta que llegué a la ruta del río (línea negra). En mi trayecto hasta el casillero me encontré con guacamayos, mapaches, flamencos, monos y siervos. Los guacamayos posaban en las ramas de los árboles, cerca de cámaras fotográficas que te retrataban al acercar el código del brazalete. El resto de los animales estaba en espacios naturales aislados, a vista del público y sin uso de rejas. El efecto era muy agradable, ya que parecía más un parque que un pequeño zoológico, lo que estaba muy bien.
Caleta para Snorkel |
Xcaret (Fotografía Xcaret) |
Recuperada mi mochila, puesto los lentes y con mi cámara en la mano partí de regreso al encuentro de Macarena y su familia. esta vez me desvié de la ruta del río y tomé el camino de la playa. Pasé junto a unas ruinas mayas (de verdad) y llegué a la caleta para Snorkel: una entrada de agua cristalina donde se veía gran cantidad de peces de colores en un entorno de árboles, palmeras y sombrillas. Al rato llegó Macarena y su papá. Los tres nos zambullimos en la caleta. Un poco más allá un fotógrafo nos ofreció hacer unas imágenes bajo el agua. Solo había que respirar, sumergirse, sujetar el borde de una roca, abrir los ojos y sonreír. otro asistente del parque se encargaba de atraer a los peces con migas de galletas. Primero posó Macarena, luego Milton y finalmente yo. Solo que no fui capaz de seguir las instrucciones. No alcanzaba a sumergirme, abrir los ojos y sonreír, cuando el aire se me escapaba a borbotones por la boca. lo intenté tres veces, pero finalmente desistí. No había caso y al fotógrafo no le parecía muy chistoso.
Playa de Xcaret |
Xcaret |
Flamencos |
Salimos de la caleta y caminamos hasta la playa. En Xcaret la naturaleza se confunde con el diseño de espacios realizado por el hombre. La playa era perfecta, una pequeña bahía de agua transparente y suave oleaje que invitaba a quedarse ahí el resto del día. Mientras Macarena y sus hermanas continuaban sacándose fotografías, yo aproveché de caminar hasta un jardín donde había unos flamencos para luego zambullirme en el agua tibia.
Al rato nos dio hambre y fuimos a almorzar. Al igual que el resto de los servicios, la comida estuvo muy bien. Como se habitúa en Cancún, los precios son altos, pero está todo incluido, así que comimos a destajo. Un detalle importante es que se puede ingresar una vez a algunos de los restaurantes. Nosotros fuimos a La Península. Era buffet, con vista al mar y platos muy sabrosos.
Delfines |
Delfines |
Mariposario |
Cementerio |
De ahí nos dirigimos al cementerio de Xcaret, una original colina repleta de tumbas ficticias, en cuyo diseño se aprecia la gran variedad de expresiones plásticas mexicanas, además de la particular relación que este pueblo tiene con la muerte.
Hicimos un alto y nos pusimos de acuerdo para decidir qué lugar visitar. Finalmente optamos por el Criadero de Aves Silvestres y el Acuario de Arrecife de Coral.
Loros yucatecos |
Acuario Arrecifes de Coral |
Tortuga blanca |
Xcaret superó todas mi expectativas. La belleza del lugar y la calidad del servicio vale el precio de la entrada.
Lo destacable: rescatar la cultura maya, la historia mexicana y presentarla de manera atractiva para adultos y niños, así como aproximarnos de una manera única al entorno natural de Quintana Roo. Quizá lo único reprobable sea que, gracias a su éxito, empresas asociadas a Xcaret se están concentrando de manera vertical y horizontal, aboliendo a empresas de menor tamaño de la zona. Pero esa es otra historia.
Xcaret |
Hernán Castro Dávila
Valparaíso, Chile