viernes, 30 de marzo de 2018

Una vuelta por el Castillo de Praga



Salí del bar en Malá Strana y me encaminé a la calle Neruda, en honor de un poeta checo que si no me equivoco fue el que tomó como referencia Neftalí Reyes al momento de crear su seudónimo: Pablo Neruda. La calle era bella y con muchas tiendas de joyas, juguetes tradicionales y recuerdos. Me encantaron unos bellos pozavasos de Alfons Mucha y una reproducción en metal del tranvía de Praga. Evité la tentación de comprar algo y seguí subiendo hasta que llegué a una curva que llevaba al Castillo.


Barrio del Castillo

Castillo de Praga

Catedral de San Vito

Una vez ahí ingresé por una puerta lateral donde me revisaron a mí y la mochila. Pasé a un patio enorme en medio del palacio y luego continué hasta la Catedral de San Vito, una imponente construcción de estilo gótico. En su interior me llamaron la atención sus numerosas columnas con estrías y sus coloridas vidrieras. Afuera, las gárgolas siguen siendo uno de mis elementos decorativos favoritos.

Catedral de San Vito

Catedral de San Vito

Praga, República Checa

Un pequeña puerta anunciaba el acceso a la torre. No me aguanté y pagué las 150 coronas que pedían para subir los 287 escalones. Subí de corrido, pero llegué jadeando hasta la parte superior, donde otras turistas descansaban tras el esfuerzo. Desde arriba la vista de la ciudad era preciosa. Recorriendo el borde de la torre se alcanzaba una perspectiva en 360º de Praga.

Agotado, pero feliz, descendí los escalones. Antes de llegar a la entrada sentía cómo me tiritaban las piernas. Pero estaba bien. Subir y bajar torres es lo más parecido a deporte que haría en este viaje.

El Callejón de Oro

Ya abajo, me dejé llevar por el flujo de turistas hasta el Callejón de Oro, un bello pasaje con casas pequeñas y coloridas muy bellas, pero que se vuelven muy difíciles de registrar por la gran cantidad de turistas y lo estrecho del pasaje. En la casa azul de Nº 22 dicen que vivió Franz Kafka. Hoy la mayoría de ellas son tiendas de recuerdos o productos locales. El callejón del oro estaba bello, pero sentí que me falto intimidad para poder disfrutarlo mejor.

Praga #RepublicaCheca

Saliendo del Callejón de Oro continué bajando hasta salir del Castillo de Praga. Compré unas papas fritas que venden insertadas en un palo como si fueran anticuchos. Estaban muy sabrosas.

Malá Strana

Puente Mánesuv

Puente Mánesuv

El atardecer me pilló en el puente Klárov Mánesuv Most. El Castillo de Praga lucía maravilloso al atardecer. La ciudad adquiría su aire mágico de cuento, pero de cuento kafkiano, con el castillo dominando la escena y las figuras sufriendo cerca, en el puente de Carlos.

PD: El acceso al Castillo de Praga y a parte de la Catedral de San Vito son gratuitos. Dentro del castillo hay cierto lugares que son pagados.

Castillo de Praga
Hernán Castro Dávila
Praga, República Checa

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