lunes, 31 de julio de 2017

Otoño en Valdivia


Valdivia me cautivó. El encanto de la ciudad, la naturaleza que la rodea y la amabilidad de sus habitantes. Comenzando el otoño tomé un bus y regresé.

Una de las cosas que más me gusta de estar soltero, es poder contar con todo el tiempo libre a mi favor. Trabajo casi cincuenta horas a la semana. Pero saliendo de la oficina, quedo libre para hacer lo que me plazca: Caminatas, cafés, gimnasio, lectura, cine, series, cervezas con amigos, onces con amigas, escribir para el blog, sacar fotos. Y bueno, los fines de semana largo y las vacaciones son una extensión de esa libertad. Eso sí, para que las cosas salgan bien siempre es buena una dosis de planificación.

Valparaíso #Chile

Un par de semanas antes compré mis pasajes y pedí un día administrativo en el trabajo. Llegada Semana Santa abordé un bus en el Rodoviario de Valparaíso y partí con destino a Valdivia.

Nada más agradable que la sensación de comenzar el viaje, reclinar el asiento, observar el paisaje y respirar profundo. Es increíble cómo la sola idea de viajar nos conecta con el presente. Cada minuto adquiere un valor distinto, especial. La rutina de lo cotidiano queda atrás y comienza una nueva historia. Reviso las redes sociales de Apuntes y Viajes en el celular, veo un documental (Minimalismo: Un documental acerca de las cosas importantes), leo las crónicas de Manuel Peña Muñoz y de a poco me voy quedando dormido.

Al despertar veo pasar la sombra de los árboles en medio de la bruma. Corro la cortina y alcanzo a ver un río que pasa raudo, luego otro y otro. El bus se detiene en San José de la Mariquina. Ya estabamos a punto de llegar.

Valdivia

Cuando desciendo me recibe el aire helado y húmedo del sur. Esta vez mi amiga Marcela es la anfitriona. Nos encontramos en su casa, desayunamos algo y salimos a caminar.

Los Molinos
Hernán Castro Dávila
Valparaíso, Chile
31 de julio del 2017

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