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La Diva de Pagano |
Era una ruta que hacíamos cada vez con menos frecuencia, pero cuyo resultado era infalible si queríamos disfrutar de un ambiente distendido bajo bolas de espejos y luces de colores, ver la gente pasar y besarse, sin importar si eran hombres o mujeres y, donde a mitad de la fiesta podía irrumpir un travesti sobre la barra bailando como Madonna. Similar el cine en las grandes ciudades o las playas en
Viña del Mar y
Valparaíso. Puede ser que no vayas casi nunca, pero sabes que estos espacios están ahí. Con
Pagano pasaba lo mismo. Hasta que un día hicimos la ruta a pie desde la
plaza Aníbal Pinto, caminamos por
Esmeralda, atravesamos la
plaza Sotomayor, pasamos por fuera del
Playa, doblamos una cuadra antes de
plaza Echaurren, llegamos a la esquina y ya no estaba. El cartel había sido retirado. Solo quedaba la cortina metálica cerrada y un aviso de patente de bar descascarándose.