|
Playa de Patong |
Altas temperaturas, arenas blancas y mar de color turquesa. Nuestro viaje se aproximaba al fin e iniciábamos nuestra etapa de descanso. Atrás quedaron
Bangkok,
Chiang Mai,
Luang Prabang,
Hanoi,
Halong y
Siem Reap. Al fin llegamos a las playas del Sur de
Tailandia.
|
Playa de Patong |
Ya conocíamos la noche de
Patong. Al día siguiente nos despertamos a las siete de la mañana y a las nueve ya estábamos tendidos en la playa. No nos movimos de ahí hasta las siete de la tarde. Nuestro día consistió en dormitar , bañarnos y comer algunos de los bocadillos que ofrecían los vendedores ambulantes. No faltó el agua ni la cerveza para beber.
|
Atardecer en la Playa de Patong |
Estuvimos en la playa desde muy temprano hasta el atardecer. Vimos subir y bajar la marea. A los viejos por la mañana, las familias al medio día y a los más jóvenes por la tarde. En casi tres kilómetros de playa, las reposeras y los quitasoles eran los objetos que más se reiteraban.
El día se nos pasó entre siestas y baños. El mar estaba tibio. Uno podía pasar horas dentro del agua. Los dedos se arrugaban y nunca era suficiente. Detrás nuestro se alzaban palmeras, los puestos ofrecían frutas y cervezas. Estábamos a un paso del paraíso.