Playa de Patong |
Y ya que estábamos ahí, ¿Por qué no dar una vuelta por la calle de los pubs y shows poco decorosos?
Con una experiencia previa a cuestas, la segunda noche en Patong me llamó más la atención la cara de sorpresa entre los turistas. Ojos grandes, sonrisas y bocas abiertas eran algunas de las reacciones de orientales y occidentales. Los lady boys y las bailarinas seguían donde mismo, contoneándose arriba de las barras o sacándose fotos con los turistas.
Ante la insistencia de los vendedores, accedimos a asomarnos a uno de l os locales donde hacían el ping pong show. Seguimos al vendedor por una callejuela, ingresamos a un local en penumbras, avanzamos por un pasillo angosto y llegamos a un salón oscuro con algunas personas sentadas en torno a las mesas y una mujer sobre la tarima haciendo sonar una corneta de forma muy particular. Desistimos del espectáculo y volvimos a la muchedumbre.
Patong, Phuket, Tailandia |
Alegre y parlanchín, Macarena me acompañó hasta una última parada. Llegamos hasta otra barra ubicada cerca de la calle principal. En ella había una bella y coqueta joven que bailaba muy bien al caño. Debo admitir que distrajo mi atención por un buen rato. Bebí dos cervezas más y regresamos al hotel.