Fuimos hasta una cocinería por la avenida principal y cenamos un pad thai de camarones con una cerveza. De a poco me volvió el alma al cuerpo. Cuando regresamos nos asomamos a un local donde se veían mujeres bailando el caño. Phuket tiene fama de ser una isla desenfrenada, en especial la ciudad de Patong. Entramos a ver de qué se trataba el asunto.
Una gran bola de espejos daba vuelta sobre la pista de baile. Alrededor habían varias mesas con hombres y mujeres bebiendo cócteles preparados. Las luces de colores y la música tecno daban la impresión de una discoteque. Salvo que había una gran tarima con alrededor de diez mujeres bailando en traje de baño.
Pronto el ambiente se encendió y todos se pusieron a bailar en la pista central, mientras las chicas hacían lo suyo desde la tarima. Tras bailar un rato salimos del local y enfilamos por una calle con un gran cartel luminoso que anunciaba "Patón Beach". De ahí en adelante sí estaba la perdición, por llamarlo de algún modo. De todos lados salían vendedores que ofrecían ver espectáculos de chicas o el famoso ping pong show.
Desde las vitrinas de los bares y sobre las barras se podía ver mujeres y lady boys bailando con muy poca ropa. El ambiente era frenético: música y luces por todos lados, vendedores con carteles ofreciendo promociones y espectáculos; y gente, mucha gente caminando, bebiendo y riendo a carcajadas.
Finalmente encontramos un bar con cervezas a 80 bats y ahí nos acomodamos para ver el espectáculo delirante que pasaba delante de nuestros ojos: hombres de edad coqueteando con jóvenes tailandesas, japoneses sacándose fotografías, hombres jóvenes y eufóricos circulando en todas direcciones, lady boys sacándose fotografías con los turistas, mientras al fondo las mujeres y los hombres seguían contoneándose sobre barras y tarimas.