miércoles, 8 de marzo de 2017

Bienvenidos a Varadero


Llegamos al hotel Memorice Varadero pasadas las dos de la tarde. A esas alturas ya teníamos apetito, así que hicimos el check in, dejamos las maletas en guardarropía y partimos a almorzar. En un comedor enorme volvimos a la ropa vieja, los moros y los cristianos.



Memo

Varadero

Memo

Satisfechos, partimos a recorrer las enormes instalaciones del resort: Al menos ocho plantas con habitaciones, dos enormes piscinas (una silenciosa y otra fiestera), cinco restaurantes, tres bares y un teatro. Era como una pequeña ciudad, pero con todo incluido.

Macarena estaba ansiosa por ver el Mar Caribe. Atravesamos todas las instalaciones y nos encontramos con arenas blancas y un mar celeste, pero picado. Desde atrás nuestro, uno de los encargados de animación nos dijo que había pasado una pequeña tormenta, pero que al día siguiente el mar estaría tranquilo.

Volvimos al lobby y nos trasladamos en un carrito a la habitación. Abrimos la puerta y nos encontramos con la cama sin hacer y un fuerte olor a cloro. Algo no andaba bien. Macarena fue a reclamar al lobby y nos cambiaron de pieza.

Memories Miramar Varadero

Memories Miramar Varadero

Luego de trasladar nuestras cosas descansamos del viaje. Por la noche fuimos a cenar y a ver un espectáculo de baile cubano. El show estuvo muy bueno. Luego escuchamos algo de música en vivo en la plaza del resort. Al anuncio del "tiempo de fiesta" bebimos el último mojito y nos fuimos a dormir. La caminata por La Habana todavía nos pasaba la cuenta. Mañana sería otro día.

Hernán Castro Dávila
10 de febrero de 2016 
 Pucón, Chile

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