La primera vez que tus fotografías entraron a mi retina fue en una clase de Periodismo, allá en calle Lusitania, donde a fines de los noventa se encontraba la carrera dictada por la PUCV. El profesor era Nelson Muñoz y el ramo Fotografía.
Luego de algunas sesiones teóricas y de que mi padre me regalara su cámara Yashika, partimos las sesiones prácticas por las calles de Valparaíso.
"(...) Sólo en Valparaíso pueden suceder esas cosas". Sergio Larraín. |
Con toda humildad, sólo puedo decir que tus fotografías fueron una inspiración para ver de otra forma las calles del puerto... Y más tarde del mundo.
Junto a Antonio Quintana y Claudio Gay, eres de aquellos personajes que pisaron esta tierra y se dedicaron a recorrerla y registrarla de manera gráfica, identificando paisajes y personas, retratando momentos históricos y plasmando miradas personales sobre lo cotidiano. Siempre viajando, siempre registrando.
"Deambulo el día entero por callejuelas y barrios haciendo fotos... Es un gusto" Sergio Larraín |
Hoy, 16 años después de ver tu trabajo proyectado en una tela, me he vuelto a encontrar con tus fotografías. Y hoy, otra vez, me estremecen tus personajes y perspectivas. Cómo a través de tu mirada lograste captar la magia del instante en Chile, pero también en Cusco, Londres, Buenos Aires y París, entre muchos lugares más. Para finalmente abandonar el oficio y retirarte a meditar en algún lugar entre Ovalle y el Valle de Elqui.
Desde el 2012 que ya no estás entre nosotros, pero tu obra sigue más viva que nunca, cobrando cada vez más valor a medida que pasa el tiempo. Probablemente eso no te interesaría, pero creo que es relevante. Aprender a observar y disfrutar la magia del instante es algo que todos deberían conocer. Y tu obra lo transmite de manera maravillosa.
Luego de ver tu retrospectiva en el Museo de Bellas Artes sentí que estaba bien lo que estaba haciendo con mi vida: recorriendo el mundo, tomando fotos, escribiendo. Libre de la presión de la actualidad, aprovechando las nuevas tecnologías de la información y disfrutando este ejercicio, como un oficio que convive con mi trabajo formal, el deporte, la lectura, el cine y la familia.
Sólo me queda darte las gracias por la inspiración, Sergio Larraín.
Hernán Castro Dávila
Santiago, Chile
13 de julio del 2014
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