Se les olvidó enseñarnos a ser felices. Nos entrenaron para producir y comprar, pero se les olvidó enseñarnos a disfrutar el momento, vivir el presente. Yo no los culpo. El estudio, el trabajo, la velocidad eran los medios para alcanzar el desarrollo, superar la pobreza y, quizá, ser felices.
Hoy, que ya tenemos más dinero y necesidades básicas cubiertas, parece que la felicidad estaba en otro lado. No tenía que ver con la cobertura de alimentación, salud y educación. Estas cosas son muy necesarias, pero no son la llave la felicidad. No creo que existan fórmulas para ser feliz. Sin embargo, creo que hay formas de aproximarse a la felicidad. A continuación presento mi propio listado de acciones para "invertir" en felicidad:
- Vivir el presente.
- Escuchar música de todo tipo.
- Disfrutar de los espectáculos que nos regala la naturaleza: amaneceres, atardeceres y vista al mar o la cordillera.
- Leer.
- Respirar profundo.
- Sonreír.
- Actuar en forma ética.
- Intentar ser empático.
- Disfrutar de la tecnología, pero también del silencio.
- Proponerse metas alcanzables y realizarlas.
- Detenerse a pensar y sentir.
- Respetar el ritmo y las creencias de los otros.
- Hacer deporte al menos tres veces por semana.
- Ojalá hacer yoga.
- Comer cinco porciones de frutas o verduras al día.
- Evitar enojarse.
- Evitar la acumulación de productos innecesarios.
- Evitar el consumo de alimentos ricos en grasas, sal, azúcar y calorias. Salvo gloriosas excepciones como el café y el chocolate.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol. Recordar que siempre hay cosas buenas por disfrutar al otro día.
- Y, por supuesto, viajar al menos una vez al año.
Hernán Castro Dávila
Valparaíso, Chile
7 de junio del 2014