Faltaban veinte minutos para aterrizar en Londres cuando se me vino a la cabeza por qué decidí estudiar periodismo al salir del colegio. El avión tenía un poco de turbulencia y yo estaba en el baño. Me lavé la cara y sonreí al verme en el espejo. Estaba feliz.
Entonces recordé el motivo: Estudié periodismo para entender como funcionaba el extraño mundo en el que me tocó nacer. Revisando la malla de la carrera vi que tenía historia, economía, sociología y antropología. Jamás estudié periodismo para ejercer como periodista (O como la idea que se tenía de los periodistas en Chile a fines del siglo XX). Yo quería entender el mundo, ese era mi objetivo.
Y ese sigue siendo mi objetivo hoy. Por eso es que no dejo de viajar, ni de leer, ni de caminar. Todavía intento entender o al menos asimilar la maravillosa vida social que me rodea y que trato de capturar a través notas y fotografías.
Por eso estaba ahí, en ese baño de avión que se sacudía un poco antes de llegar a Europa. Por eso elegí la bella profesión del periodismo. Por eso tenía en mi mochila los libros de Praga, Estambul, Amsterdam, Berlín y Londres.
Estambul, Turquía |
Volví a mi asiento, ajusté el cinturón y me dispuse a aterrizar por primera vez en la ciudad de Londres. Ejericiendo el periodismo a mi manera, jugando al cronista, jugando al viajero. Disfrutando la vida y dejando un registro de esa bella experiencia.
Hernán Castro Dávila
26 de enero del 2018
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