Teníamos dos opciones. Volver al hotel para cambiarnos la ropa mojada o seguir el paseo por La Habana tal como estábamos. Optamos por la segunda.
Tomamos un Coco Taxi y partimos para El Malecón. El viento del camino iba secando nuestra ropa mientras yo iba tirando fotos tras el chofer. Así llegamos de regreso a La Habana Vieja. Al bajarnos del vehículo el conductor se quedó con parte de nuestro vuelto aduciendo que no tenía más sencillo. Fue un gesto poco amable.
Las nubes cubrían la ciudad, pero ya no llovía. Comezamos nuestro paseo a la altura de la Plaza Máximo Gómez. Había poca gente. Algunos turistas y cubanos paseando mientras algunas personas pescaban a orillas de El Malecón. Nos sentamos a observar el oleaje y la figura del faro que sobresalía en el castillo de San Carlos de la Cabaña. En eso un distraído pelícano aterrizo a dos metros de nosotros. Unos cubanos que estaban pescando le dieron un pequeño pescado. El pelícano lo cogió con el pico, nos observó y saltó. Todos nos quedamos mirando y asomamos la cabeza por el borde de cemento. Más abajo, apoyado sobre otra saliente de cemento, el pelícano se tragaba el pequeño pescado.
Continuamos caminando y se nos acercó un cubano. Me pasa un celular y me pide que le tome una fotografía con el Castillo de San Salvador de fondo. Le tomo la foto y comienza meternos conversa: Que de dónde venimos, que Chile esto, que Chile esto otro. Comienza a seguirnos. Costó, pero logramos cortar la conversación. Lo dejamos atrás y vimos cómo volvió a reunirse con otras personas que estaban sentadas al borde del fuerte. Continuamos caminando.
El borde de El Malecón está compuesto por una hilera de edificios. Algunos están restaurados y otros a punto de caerse. A pesar de esto el conjunto resulta armónico, mientras a lo lejos se alcanzan a distinguir otros barrios de la ciudad.
Avanzamos un buen trecho hasta que comenzó a anochecer. Doblamos a la izquierda y estuvimos a punto de cruza por La Habana Vieja. pero miramos con cuidado y nos que no había turistas, teníamos hambre y ya estaba oscureciendo. Cambiamos de idea y tomamos otro Coco Taxi hasta la siguiente parada: El Floridita.
Pucón, Chile
7 de febrero de 2016
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