miércoles, 5 de octubre de 2016

Un día en La Habana


Había esperado este momento hace meses y finalmente había llegado. De todos los paquetes turísticos que cotizamos ninguno tenía más de dos noches en La Habana y, para nuestra mala fortuna, el vuelo que nos llevó de ida llegó tan tarde que poco pudimos hacer por conocer la ciudad en nuestra primera noche. Para complicar más las cosas, el tercer día nos pasarían a buscar a las diez de la mañana rumbo a Varadero.


En síntesis: Teníamos solo un día para conocer la capital de Cuba. Y un dato más: El pronóstico del tiempo anunciaba lluvia y truenos.

A mí me encanta sacar fotografías, pero el objetivo tampoco es ir corriendo a todos los lugares. La idea del viaje para mí es es disfrutar la experiencia: Caminar, observar, beber, comer y conversar. Estábamos en La Habana y teníamos un día para descubrir la ciudad. ese era el tiempo que teníamos y debíamos aprovecharlo.

Un par de meses atrás me había comprado la Guía Azul de Cuba (La misma que Roland Barthes critica por reducir la cultura a una suma de edificios). En ella leí sobre la geografía, el clima y la increíble historia de este país: Última colonia en independizarse de España a principios del siglo XX, una independencia tutelada por Estados Unidos y una revolución que cambiaría el rumbo político de la isla hasta el día de hoy. Además, la guía traía información sobre economía, población (11 millones de habitantes: 60% blancos, 25% mulatos y 15% negros), religión, literatura (Mi favorito: Alejo Carpentier y su obra El siglo de las luces), cine, música (Chano Pozo, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Buena Vista Social Club), cocina, tragos (ron, mojito, daiquiri) y tabaco. Cuba aparecía como un destino muy interesante.

¿Y La Habana? También se veía como un destino riquísimo en historia y cultura, una buena síntesis de Cuba y uno de los lugares con arquitectura colonial mejor conservado del mundo. Eso sí, la Guía Azul no es Lonely Planet. Si la información sobre Cuba es rica en datos de contexto, la descripción de La Habana privilegia el detalle de calles y edificios, destacando algunos puntos en particular.

Luego de hojear, leer y volver a hojear la Guía Azul concluimos el que debería ser nuestro recorrido por La Habana. Tomando en cuenta mi gusto por la fotografía y la vida citadina, preferimos privilegiar el casco histórico de La Habana, considerando tres plazas (de la Catedral, de Armas y Vieja) y dos calles (Mercaderes y Oficios), más tres hitos: La Bodeguita del Medio, El Floridita y El Capitolio. A esto sumaríamos dos iconos de la ciudad: La Plaza de la Revolución y El Malecón. Ya estábamos listos para comenzar nuestro día en La Habana.

Coco taxi

Varadero, Cuba
30 de enero del 2016

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