Es la mejor época del año. El viento recorre los cerros y el plan de la ciudad. El sol sale más seguido y las flores visten las quebradas de colores. Los días son más largos, los niños andan más inquietos y los adultos sonríen con más facilidad.
Caminar por Valparaíso en primavera es un agrado. Estudiantes, trabajadores y oficinistas circulan por el centro entre micros, vagabundos y perros dormilones. Los trolebuses dan vueltas entre los barrios Puerto y Almendral, los ascensores que han sobrevivido al paso del tiempo suben y bajan con sus nombres de novela inglesa: Reina Victoria, Artillería, Barón y San Agustín.
Las inmobiliarias siguen levantando torres en los cerros y los pájaros cantan indiferentes cerca de las grúas. Las gaviotas vuelan sobre la bahía y los políticos disputan un cupo en la alcaldía, mientras en oscuras oficinas de la Empresa Portuaria de Valparaíso hipoteca el borde costero de la ciudad para que se levanten templos de consumo y murallas de container.
Es primavera en Valparaíso. Es tiempo de caminar por la ciudad antes de que se caiga a pedazos, desaparezca por un incendio o la hipotequen al mejor postor. No hay tiempo que perder, los colores de sus calles nos esperan y hay que disfrutarlos antes de que desaparezcan como las flores de la estación.
Parroquia San Vicente de Paul, Playa Ancha |
Calle Arratia, cerro Barón |
Avenida Gran Bretaña, Valparaíso |
El Roma, Playa Ancha |
Biblioteca Santiago Severín |
Cerro Larraín |
Cerro Larraín |
Pasaje Almirante Señoret |
Valparaíso |
Valparaíso, Chile
13 de octubre de 2016
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