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Valparaíso amanece después de una noche de lluvia |
La mayoría de las mañanas despierto en nuestro departamento del
cerro Los Placeres, desayuno, me ducho y parto en micro hacia
Playa Ancha. En el trayecto observo el rostro de trabajadores y estudiantes, cada cual absorto en sus propios pensamientos, hasta que se desocupa algún asiento. En el camino la micro sube por el
cerro Barón y contemplo la
bahía de Valparaíso, puntualmente, de lunes a viernes, a eso de las 8:10.
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La Aduana |
Luego saco algún libro o el IPhone. Intercalo la lectura con
twits o una mirada al
Arco Británico, el edificio de la
Aduana o
Caleta El Membrillo. Así llego a Playa Ancha, marco, retiro los diarios, subo la persiana y me instalo en mi oficina.
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Todo listo para comenzar el día (miércoles 08:00 AM) 💻☎️ |
A un costado el café recién servido deja escapar el vapor, de a poco llegan mis compañeros y comenzamos un nuevo día. Afuera, los estudiantes circulan por los corredores de la universidad y una hilera de árboles mueven sus hojas frente a mi ventana. A eso de las 11:00 una mariposa blanca se posará en una de sus ramas. Mientras tanto el trabajo fluye como en un juego de tetris, donde las piezas van quedando en su lugar a una velocidad cada vez mayor. A veces las piezas no calzan. Pero la experiencia y la buena voluntad ayudan a seguir con el juego hacia delante. Así se me pasan las semanas y los meses. Y no está mal.