Páginas

jueves, 5 de junio de 2014

La ciudad de ensueño (segunda parte): Wat Xieng Thong, café Le Banneton y el monte Phu Sí

Wat Xieng Thong
Wat Xieng Thong
A paso relajado, disfrutando de la vista al río Mekong y de las casas con estilo francés de Luang Prabang, llegamos hasta las escaleras que conducían al Wat Xieng Thong. Subimos los peldaños y nos encontramos con un complejo de varios templos.


Wat Xieng Thong
Macarena frente al Arbol de la Vida
Dentro y fuera de ellos se notaba gran prolijidad en el diseño de dibujos y hermosos mosaicos, entre los que destacaba "El árbol de la vida".

Carro mortuorio y acceso a capilla funeraria real
Carro mortuorio y acceso a capilla funeraria real
En otro recinto descansaba un enorme carro mortuorio, cuya parte delantera estaba tallada con el rostro de serpientes con sus colmillos al aire. Al lado de esta estructura había gran cantidad de figuras de Buda en posición erecta y con las manos en los costados. La decoración exterior de la capilla funeraria estaba compuesta por imágenes en relieve del Ramayana.

Le Banneton
Le Banneton
De regreso al centro de Luang Prabang nos encontramos con un café francés llamado Le Banneton, donde disfrutamos de unos deliciosos baguettes con mantequilla y café.

Phu Si
Disfrutando de la vista a Luang Prabang

Continuamos por calle Sisavangvong. En el camino me fui tomando fotografías de las bellas construcciones hasta que llegamos a las faldas del monte Phu Sí. Subimos caminando hasta la cima, donde había una hermosa vista de la Luang Prabang, el río Nam Khan y las montañas boscosas.

Buda protector en el Phu Si
Buda protector en el Phu Si
Cuando comenzamos el descenso nos encontramos con varias figuras dispuestas en medio de una abundante vegetación. El vuelo de mariposas de colores y las hojas que caían de los aires le daban un aspecto onírico a la situación. Así llegamos hasta la huella de Buda, un enorme pie plasmado en la piedra.
Budismo y comunismo
Budismo y comunismo
Llegando al plan de la ciudad llegamos a una escuela budista. Desde las puertas y ventanas se divisaba a los monjes sentados en los pupitres. Atravesamos la escuela y por un estrecho callejón regresamos a calle Sisavangvong, donde flameaban las banderas de Laos y el Partido Comunista.

Hernán Castro Dávila
Febrero 2014
Luang Prabang, Laos