Textos y fotografías realizados durante mis viajes a Valdivia, Chile, durante el 2017.
Regresé a Valdivia. Mochila en la espalda, pelo largo y suelto, soltero y con una sonrisa en el rostro. Dentro del terminal de buses un amigo de la universidad me recibió con los brazos abiertos. No podría imaginar el sur y la amistad de otra forma. (Sigue aquí)
Nos juntamos con Esteban en la plaza de Valdivia. Almorzamos mariscos y un choclo en la Feria Fluvial, atravesamos el puente hasta la isla Teja y nos internamos en el Jardín Botánico de la Universidad Austral. (Sigue aquí)
Luego de una breve siesta salí hasta la avenida Ricardo Picarte y partí caminando en busca del Torreón Los Canelos. Atravesé la Plaza de Armas de Valdivia y doblé a la izquierda en calle Yungay. Caminé un par de cuadras, pasé por fuera de la casa donde nació el creador del primer diario en Chile, Camilo Henríquez, y llegué hasta la calle Yerbas Buenas. En los audífonos de mi IPhone sonaba Paper Planes de M.I.A. cuando me encontré con esta construcción de 1781: El Torreón Los Canelos. (Sigue aquí)
Estaba anunciada lluvia para los próximos días. Aprovechando que era temprano y todavía no comenzaba a llover, tomé mi tenida deportiva, acomodé el IPhone en mi brazo y salí a trotar. El viento corría fresco y en el cielo avanzaban las nubes de un tono oscuro. Caminé a paso rápido hasta la costanera del río Calle Calle y partí. (Sigue aquí)
Frente a la Feria Fluvial, cruzando el puente Valdivia, se encuentran tres museos pertenecientes a la Universidad Austral. Cuando vi que la lluvia no arreciaba, tomé mi chaqueta y partí para allá. (Sigue aquí)
Hernán Castro Dávila
Valdivia, Chile
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El café es un espacio que invita al descanso y el encuentro dentro de las ciudades. El vital líquido despierta y si se acompaña de algo dulce además restituye la energía que el cuerpo necesita para seguir circulando por las arterias urbanas. (Sigue aquí)
Esteban insistía en que fuéramos de paseo a Niebla. Me decía que no podía dejar de visitar el fuerte que ahí se encontraba. Así que acordamos ir juntos después de almuerzo. Aquella mañana de sábado partí visitando el torreón de Barro, a pasos del terminal de buses. Luego atravesé la ciudad y fui por un cortado al café Palace. Esteban dejaría de trabajar a las dos de la tarde. (Sigue aquí)
Mi buen amigo Esteban estaba al tanto de mi afición reciente por el trekking. El mismo día que llegué a Valdivia me propuso ir hasta el Parque Futangue. Como este se ubica a un costado del Lago Ranco, aproximadamente a dos horas de Valdivia, sólo podíamos realizar el paseo el domingo, día libre de Esteban. El único problema era que había pronosticada lluvia para viernes, sábado y domingo. En nuestra buena fe esperábamos que el pronóstico cambiara o, simplemente, subir la montaña con lluvia. (Sigue aquí)
Entre Corral y Niebla, una pequeña isla se mantiene indiferente al paso del tiempo. Por su único sendero de tierra no circulan vehículos, predomina el silencio y lo único bullicioso son los grupos de turistas que arriban cada tanto para visitar el Castillo San Pedro de Alcántara. Pero apenas se van, nuevamente reina el silencio. (Sigue aquí)
En el verano del sur de Chile, cada ciudad y poblado tiene su noche de fiesta. En mi primer mochileo recuerdo haber oído lo bella que era la Noche Valdiviana. Esto fue en Río Bueno allá por 1996. Veinte años después viajé a Valdivia y calculé mi fecha de regreso para poder participar de esta fiesta. (Sigue aquí)
No hay nada como despertar un lunes y saber que estás de vacaciones. Con esa maravillosa sensación comencé mi última semana de descanso en Valdivia. Mis amables anfitriones partieron a trabajar y yo me fui al café Entre Lagos. Bebí un cortado doble y partí rumbo a mi destino del día: Chaihuín. (Sigue aquí)
Corría el año 1643 cuando un grupo de holandeses se instaló en torno a la deshabitada localidad de Valdivia. La noticia llegó pronto al Virrey del Perú, quien envió tropas españolas para evitar el establecimiento de una colonia holandesa. El mandato era desplazar a los nuevos allegados e instalar un sistema de fortificaciones que permitieran controlar este estratégico punto de abastecimiento en los mares del sur. (Sigue aquí)
Con la idea de conocer un nuevo lugar en Valdivia fuimos hasta el Parque Saval. Salimos desde Las Ánimas, pasamos por el centro de la ciudad, cruzamos el puente Pedro de Valdivia y llegamos a isla Teja. (Lee más aquí)
El Parque Oncol es un hermoso refugio de selva valdiviana ubicado a 28 kilómetros de Valdivia. El parque cuenta con varios miradores y rutas de diversas extensiones y niveles de dificultad. Nosotros optamos por hacer el sendero Oncol, el que se interna en el bosque y asciende paulatinamente hasta la cumbre del cerro, desde donde se puede acceder a tres miradores. (Sigue aquí)
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(Solicitado)
Valdivia, Chile
2017
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