Hay ciudades que te envuelven y tienen el don de transportarte en el tiempo, especialmente si es de noche. La Habana es una de esas ciudades de arquitectura envolvente, calles estrechas y habitantes con identidad. Una mezcla especial de pasado glorioso y presente decadente; de turismo y romance; de catolicismo y revolución. Esto sucede en la Plaza de la Catedral, cuyos edificios fueron construidos en el siglo XVIII y se mantienen impecables hasta el día de hoy, conviviendo con otros usos y nuevos tiempos. Dando acogida a cafés, sirviendo de paseo a los turistas y como telón de fondo para el ajetreo de los cubanos que circulan diariamente entre la oficina y su hogar.
Valparaíso, Chile
5 de noviembre de 2016
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