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jueves, 1 de septiembre de 2016

Cuba a paso lento



El capitán anunció el descenso sobre la isla de Cuba. Ajusté el cinturón, guardé mis libros y miré por la ventanilla. Ya era de noche y bajo nuestro se podían distinguir algunas luces aisladas, como si se tratara de un área rural, más que la capital de un país con once millones de habitantes. Macarena me contó que esa es una características de La Habana, la ciudad está prácticamente en penumbras una vez que se va el sol.


Aterrizamos sobre la loza del aeropuerto, descendimos del avión, nos fotografiaron en inmigración y recogimos las maletas. Al salir del aeropuerto no había nadie esperándonos, cosa extraña cuando contratas un paquete turístico. Por nuestra cuenta fuimos hasta la agencia que aparecía en el boucher de Falabella. Al rato llegó una extrovertida cubana que pasó lista y nos explicó que deberíamos esperar un rato más y que fuéramos a cambiar nuestro dinero por pesos cubanos convertibles (CUC).

Obedientes partimos a hacer fila a la casa de cambio. Por suerte trajimos euros, porque a parte de lo caro que estaba el dólar, en Cuba le agrega un 10% de impuesto.

Habían pasado unos 40 minutos más hasta que el bus partió hacia la zona hotelera. Para distender el ambiente tras la espera, la guía gritó el "ce ache í", los pasajeros respondieron entusiasmados y yo me hundí en el asiento.

Afuera del bus la ciudad estaba en penumbras, iluminada por algunos faroles aislados y las luces de los autos al pasar, entre los que pude distinguir esos vehículos de los años 50 que caracterizan a La Habana.

Cuando llegamos al hotel ya era demasiado tarde como para salir a algún lado. La mayoría de los locales cerraban a las 11:00, hora en que recién hicimos el check in
El Che
El Che
Memories Miramar
Memories Miramar


El mayordomo que nos llevó a la habitación era un negro sonriente. Nos dio la bienvenida a Cuba y en dos minutos nos contó que estudió lenguas, que se especializó en Alemania, pero que una vez en la isla no tuvo más opción que trabajar de mayordomo. La sonrisa se le quito cuando le di un CUC de propina (algo así como un euro) y nos dijo que con eso no alcanzaba ni para una cerveza. Bajamos a la recepción y en uno de los pasillos nos encontramos con un cuadro del Che Guevara y una pared dedicada a la historia de Cuba, encabezada por un cuadro de Fidel Castro.

Fuimos al bar de la recepción y pedimos dos mojitos con dos sándwiches. Salimos a la terraza iluminada por la luna y todavía mojada por la lluvia. Nos acomodamos con vista a las palmeras y las piscinas iluminadas del hotel. Nos trajeron los mojitos y un grupo de cubanas se puso a tocar música. Estábamos en Cuba. Brindamos y nos servimos nuestro primer trago.


Coco taxi

Varadero, Cuba
30 de enero del 2016

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