Atardece en el cerro Barón #Valparaíso #Valpo #Chile 🚶🌅 |
Pero detrás de esta fachada criolla vemos como las autoridades y los empresarios administran los espacios urbanos de Chile en busca de la ganancia inmediata y el empleo fácil. Los centros comerciales han florecido en el corazón de las grandes ciudades, derribando edificios antiguos, desfigurando el paisaje y asfixiando al comercio tradicional. Algo similar sucede con la desregulación para la construcción en altura en barrios residenciales.
Y es tanta la falta de resguardo, que terminamos observando como instalan un mall en pleno centro de Castro y cómo están a punto de hacer algo similar en el borde costero de Valparaíso. Dos lugares que cuentan con edificios y zonas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. ¿Qué más podemos esperar para el resto del territorio?
Pero la falta de resguardo patrimonial no es exclusiva de la elite chilena. Nosotros, los ciudadanos, también aportamos con nuestro grano de arena a la destrucción de espacios urbanos amables. Circulamos por la ciudad a alta velocidad entre la casa, el trabajo y la escuela. Cada cual luchando por obtener la mayor ganancia al menor costo. En Valparaíso, por ejemplo, es habitual que sus habitantes boten la basura en las calles, que abunden los rayos inteligibles en los edificios y que en las protestas se destruya mobiliario urbano.
Nuestro patrimonio arquitectónico y cultural ha sido desplazado por una lógica mercantil sin resguardo racional ni cable a tierra. Si el Duomo de Brunelleshi estuviera en Valparaíso pondríamos al lado un Santa Isabel y atrás una torre de 20 pisos con vista al Duomo.
Somos reyes de la vitrina patrimonial, pero vagabundos de la sustancia cultural. Pintamos La Matriz y estalla calle Serrano, firmamos con la UNESCO y demolemos el Teatro Valparaíso, remodelamos el Baburizza y se nos quema el 30% de la ciudad.
No tenemos cultura de resguardo patrimonial, se nos pasó la mano con la importancia que le dimos al mercado y hoy estamos destruyendo nuestras principales ciudades en nombre de un desarrollo que no sabemos dónde va a parar.
La celebración institucional del día del patrimonio no es más que un intento vano por poner en valor tradiciones culturales que en el día a día estamos destruyendo. No hay nada que celebrar y sí muchas cosas que cambiar antes de que nuestro patrimonio cultural se reduzca a los supermercados y centros comerciales.