|
Una ventana a la realidad |
Las tensiones cotidianas se disipan cuando me escapo de la oficina unos minutos después de almuerzo y paseo por el borde costero de la ciudad. El aire fresco, la amplitud del horizonte y el sonido de las olas me rescatan de mi lista de tareas pendientes y me traen de vuelta a una realidad de cielo, mar y gaviotas. El paisaje y el viento de
Playa Ancha me oxigenan y me permiten continuar en forma grata mi jornada laboral.