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Tráfico de Hanoi |
No se puede ser indiferente a la historia de
Vietnam y los habitantes de
Hanoi lo saben. La economía del país se abrió al mundo, pero el sistema político sigue siendo comunista y
Ho Chi Minh el ícono nacional por excelencia. La religión es un mezcla extraña para mis ojos occidentales: budismo, animismo y confusionismo. Y las calles desbordan el ritmo caótico como cualquier otra ciudad globalizada del mundo, sólo que aquí casi no hay autos y la economía se mueve sobre muchas, pero muchas motocicletas.
Nuestro primer día en la ciudad fue muy breve. Llegamos casi de noche y agotados tras el viaje desde
Laos. Las fuerzas nos dieron con suerte para recorrer un poco el centro de la ciudad y servirnos un plato de
Pho, una rica sopa con fideos de arroz y cerdo.
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Templo de Ngoc Son |
El segundo día la cosa fue distinta. Luego de descansar en un súper hotel a precio de hostal, partimos a recorrer la ciudad caminando, como dicta nuestra costumbre. Disfrutando del caos de la ciudad a cada paso que dábamos, nuestra primera parada la hicimos en el templo de
Bach Ma, donde nos encontramos con la figura de un caballo blanco rodeado de ofrendas. Luego seguimos hasta el
Lago Hoan Kiem y visitamos el templo de
Nogc Son. Rodeamos el lago por unos bellos jardines en medio de la ciudad gris por la contaminación. Pasamos por la
catedral de San José, una inmensa construcción al más puro estilo europeo, y nos detuvimos a beber un café vietnamita, uno de los más sabrosos que he probado en la vida. Por la tarde, fuimos hasta el
Teatro Municipal de Marionetas en el Agua y disfrutamos de un espectáculo único en el mundo.
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Mausoleo de Ho Chi Minh |
El tercer día lo comenzamos visitando el
Mausoleo de Ho Chi Minh, debiendo hacer en una larga fila para poder ver al líder embalsamado de la revolución vietnamita. Luego de almorzar un
Pho, fuimos hasta el
Museo de Bellas Artes y disfrutamos de una muestra de obras tradicionales y contemporáneas, muy interesantes desde el punto de vista estético, histórico y religioso. Finalmente, visitamos un atiborrado
Templo de la Sabiduría.
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Devoción en templo de Ngoc Son |
Dejamos los pies en la calle recorriendo
Hanoi. En cada esquina nos encontramos con algún detalle sabroso para observar. La ciudad no se detenía delante nuestro, salvo dentro de los templos, donde la gente oraba y prendía inciensos por algunos minutos y luego volvía de regreso al movimiento. Me encantó el ritmo de los vietnamitas: rápido, pero pausado a la vez; serios, pero gentiles. Este es un pueblo con personalidad y Hanoi una ciudad caótica que se debe visitar.