Mientras sacaba esta foto, una señora comenzó a gritarme desde una camioneta. Extrañado, giré el rostro y observé cómo me hacía gestos para que guardara mi cámara, al tiempo que abría la ventana del vehículo y me gritaba: "¡Le van a robar la cámara!, ¡Guárdela!, ¡No tome más fotos!". Le hice caso, más que por mí, para que ella no estuviera tan nerviosa. Le agradecí la preocupación y continué mi camino. Tres meses más tarde, en este mismo lugar, asaltaron y golpearon a uno de los enviados de la UNESCO para evaluar el estado de la zona declarada Patrimonio de la Humanidad.
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Hermoso.. https://t.co/ZlahCQcTDh— Qxita GB (@QxitaG) 31 de marzo de 2017